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 Así corren los montañeros invidentes

Si de repente, en mitad de una carrera, te pasan tres personajes aferrados a una barra, el de delante "cantando" las piedras y huecos del camino, la altura de las ramas, los charcos y raíces; el del centro cubierto por una gorra y unas gafas oscuras, casi negras, moviéndose al son de las palabras que escucha; y el de atrás timoneando la barra como puede, haciendo que su deslizar sea coherente con las curvas del terreno y con la marcha del grupo, estás ante un equipo pero que funciona como si fueran un único ser, un corredor de montaña invidente y sus dos guías voluntarios.

Tradicionalmente hemos asociado el deporte inclusivo a disciplinas atléticas de pista y de asfalto, corredores ciegos guiados por una campanilla o unidos mediante un cordino a un guía compitiendo a muy alto nivel o simplemente disfrutando del placer de hacer kilómetros junto a todos nosotros. Sin embargo, la montaña no ha sido un territorio vedado, y desde hace muchos años el montañismo inclusivo es una práctica habitual, tanto desde el grupo de montaña de la Delegación Territorial de la ONCE de Madrid que una vez al mes llena de barras direccionales las cumbres de Peñalara, Maliciosa, Cuerda Larga, La Peñota…, como a través de un club de montaña madrileño pionero en España en la práctica de la montaña inclusiva, los Bukaneros Solidarios, sin olvidar a otros clubs como Los Corzos, que acogen y fomentan esta práctica. 

Pero no solo la expedición montañera o la escalada –con grandes figuras como Javier Aguilar, Raúl Simón o el madrileño Ricardo Pérez Amado– han sido un campo de juego común para los deportistas invidente; también las carreras de montaña antes de que muchos de nosotros nos lo planteáramos. 

La Federación Española de Deportes para Ciegos y la ONCE empezaron a programar carreras o marchas por montaña para invidentes en 2007

En 2007, Darío Carreras, entrenador de la FEDC (Federación Española de Deporte para Ciegos) se planteó junto a un grupo de animosos deportistas invidentes y voluntarios empezar a competir en carreras de montaña. La única condición: que fueran junto y en igualdad de condiciones al resto de corredores. Y desde entonces hemos compartido barra, carreras, caídas, alegrías (y cervezas), como con cualquier otro compañero.

El proceso de inclusión ha derivado en la incorporación progresiva, ya muchas veces de forma individual, en las competiciones oficiales de las diferentes Federaciones Autonómicas de Montaña.

Y en Madrid tenemos grandes corredores: hace tres años Óscar Domínguez Negreira y Manuel Cepero Gutiérrez, junto con sus guías, acabaron en muy buena posición el TP-60; hace dos años fue en la Zumaia Flysh Trail donde Manuel se aupó con el campeonato de España en su categoría; el año pasado, el intenso maratón de Riaza y el duro Trail de Calamochos; este año será el maratón de los 10.000 del Soplao y los 60 km de Montes de Vitoria. Por no hablar de la San Silvestre de Pedrezuela o el trail de Hoyo de Manzanares, la Madrid-Segovia, etc.

Muchos fines de semana podéis encontraros con ellos, o con tantos otros, entrenando en la Tapia de la Casa de Campo, o subiendo-bajando Fuenfría, la Barranca, los cortafuegos del Pantano de San Juan o rodando por la Morcuera, o en la línea de salida de cualquier trail de Madrid, mejor si son largos. Si os piden paso sed respetuosos, y si les pasáis no olvidéis una palabra de ánimo, son corredores de montaña. 

Gerardo Sánchez

Técnica de la barra direccional utilizada para guiar a ciegos por la montaña. 

Trail runner invidente con su guía.